Canción monótona - Teixeira de Pascoaes

CANCIÓN MONÓTONA

Monotonía...
Siempre la imagen de las cosas que nos pesa...
El mismo color bermejo de la Alegría,
el mismo claroscuro de la Tristeza...
Siempre, en el mismo cuerpo, la misma enfermedad: ¡la vida!
Siempre la misma elegía, en sílabas de pena...
Siempre el mismo perfil de sierra empedernida,
donde el invierno, llorando, dibuja espectros de agua.
Bocas siempre de tedio envenenando el mundo...
Una noche perpetua, enmudecida y calma...
Negro abismo de lágrimas profundo,
estancamiento del dolor, en yermas lejanías del alma...
La memoria en planicie estéril y desierta.
Oír, durante el día, el lloro de una fuente...
Siempre la misma ventana, eternamente abierta,
sobre el mismo horizonte...
En los ojos, siempre la misma indefinida imagen...
Siempre el mismo rosal floreciendo para mí...
Siempre el mismo silencio, en formas de paisaje;
Ave siempre cantando, ¡mañana de sol sin fin!
Una perpetua sonrisa, en la flor del mismo rostro...
En un gélido cristal, la misma figura absorta...
Bajo un eterno ocaso.
Eterna planicie muerta...


En sones de espuma y niebla, la eterna voz del Mar,
muriendo, viviendo en los arenales del más allá...
Un eterno sepulcro, a la luz de un luar eterno...
La misma vida, era para nosotros, vivida por nadie—
Constante calma, eterno mar inmóvil...
Este íntimo Alentejo en que se pierde la gente...
En nuestro propio ser, el Tiempo desmayado...
El mismo, el mismo, en nosotros, perpetuamente.

Teixeira de Pascoaes
Traducción de Carlos Ciro


Texto original:

CANÇÃO MONÓTONA

Monotonia...

Sempre a imagem das cousas que nos pesa...
A mesma cor vermelha da Alegria,

O mesmo claro-escuro da Tristeza...
Sempre, no mesmo corpo, a mesma doença: a vida! Sempre a mesma elegia, em sílabas de mágoa...
Sempre o mesmo perfil de serra empedernida,
Onde o inverno, a chorar, desenha espectros de água.
Bocas sempre de tédio a envenenar o mundo...
Uma noite perpétua, emudecida e calma...
Negro pego de lágrimas profundo,

Estagnação da Dor, em ermos longes de alma...
A memória em planície estéril e deserta.
Ouvir, durante o dia, o choro duma fonte...

Sempre a mesma janela, eternamente aberta,

Sobre o mesmo horizonte...

Nos olhos, sempre a mesma indefinida imagem...
Sempre a mesma roseira a florescer por mim...
Sempre o mesmo silêncio, em formas de paisagem;
Ave sempre a cantar, manhã de sol sem fim !
Um perpétuo sorriso, à flor do mesmo rosto...
Num gélido cristal, a mesma face absorta...
Sob um eterno sol-posto.

Eterna planície morta...

Em sons de espuma e névoa, a eterna voz do Mar,
A morrer, a viver nos areais de além...

Um eterno sepulcro, à luz de eterno luar...

A mesma vida, era nós, vivida por ninguém. —
Constante calmaria, eterno mar parado...
Este íntimo Alentejo em que se perde a gente...
Em nosso próprio ser, o Tempo desmaiado...

O mesmo, o mesmo, o mesmo, em nós, perpetuamente.


Teixeira de Pascoaes. Obras Completas. I Volume. Lisboa. Livraria Bertrand. pp. 292-293

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