Marcha forzada (Miklós Radnóti)

Miklós Radnóti, poeta y profesor húngaro de ascendencia judía, nació en Budapest el 5 de mayo de 1909. Publicó, entre otras, traducciones al húngaro de Blake, Keats, Apollinaire, Éluard, Brecht y Rilke. Estuvo recluido en el campo de trabajo nazi de Bor, (Serbia), cerca de las minas de cobre que proveían más del 50 % de la industria de guerra alemana. El 17 de septiembre de 1944 es obligado a dejar el campo junto con una columna de 3600 prisioneros por la amenaza de las fuerzas aliadas en una marcha forzada desde Bor hasta Szentkirályszabadja, en Hungría, donde escribió su último poema el 31 de Octubre de 1944. En Noviembre de 1944, en el pueblo de Abda, fue ejecutado por la guardia húngara, junto con otros veinte prisioneros totalmente exhaustos tras el último tramo de 110 kilómetros de marcha entre Szentkirályszabadja y Abda, en el camino hacia Alemania durante la liberación de la península de los Balcanes por las fuerzas aliadas. Su cuerpo fue exhumado de una zanja e identificado gracias al cuaderno que llevaba en su bolsillo.


El poeta Carlos Vásquez, profesor del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia, le dedicó los dos primeros programas del ciclo radial ¿Para qué poetas? de la serie Escrituras de la catástrofe que ha estado alimentando a los oyentes de la Emisora Cultural Universidad de Antioquia desde 2019; en los que leyó y comentó algunos de sus poemas y las circunstancias que los rodearon.


El poema que traigo a continuación, en versión apoyada por diccionarios y la traducción inglesa de Francis R. Jones, fue escrito en el campo de Bor dos días antes del comienzo de la marcha forzada que terminó con su vida. Las palabras del título, ERŐLTETETT MENET, encuentro en los diccionarios, encierran también el sentido del hilo o la cuerda tensada; el poeta, como una cuerda de instrumento pulsada por manos torvas y bruscas, vibra y canta hasta ser reventado; o el hilo de la vida que cede, obligado a estirarse más allá de su posibilidad.








MARCHA FORZADA


Es un tonto aquel que, al caer al suelo,  se levanta y vuelve a caminar, 

mueve los tobillos y las rodillas  un solo dolor que camina, 

y sin embargo, como elevado por un ala  retoma su camino; 

en vano la zanja lo llama,   pero él no se atreve a quedarse, 

y si preguntas, ¿por qué no?,  puede que te responda, 

que su esposa le espera  y una muerte más sabia y justa. 

Pero el tonto es cándido, porque ya hace tiempo no hay hogares,

los vientos abrasadores  han pasado por encima de las casas, 

el muro de la casa está derruido,  el tronco del ciruelo está roto, 

y la noche hogareña  está cubierta de musgo por el miedo. 

¡Ay!, que pueda yo creer  que no sólo está en mi corazón 

todo aquello que todavía vale la pena tener,  y que sería posible volver a casa, 

¡si existiera todavía!   y, como otrora en el viejo y fresco corredor 

sonara el zumbido de las abejas en paz  mientras la mermelada de ciruela se enfría, 

y la quietud del verano  aún bañara de luz los jardines dormidos, 

y, balanceándose desnudos entre las hojas,  los frutos comenzaran a madurar,

y Fanni aún me esperara  rubia junto al seto rojo,

y el lento amanecer escribiera aún  sus lentas sombras

–¡Sí, tal vez aún!–  ¡Cuán redonda es hoy la luna!

No te vayas –¡Llámame  y me levantaré, amigo mío!



Bor, 15 de septiembre de 1944.


Miklós Radnóti

Versión de Carlos Ciro



Original húngaro:



ERŐLTETETT MENET


Bolond, ki földre rogyván  fölkél és újra lépked, 

s vándorló fájdalomként  mozdít bokát és térdet, 

de mégis útnak indul,  mint akit szárny emel, 

s hiába hívja árok,  maradni úgyse mer, 

s ha kérdezed, miért nem?  még visszaszól talán, 

hogy várja őt az asszony  s egy bölcsebb, szép halál. 

Pedig bolond a jámbor,  mert ott az otthonok 

fölött régóta már csak  a perzselt szél forog, 

hanyattfeküdt a házfal,  eltört a szilvafa, 

és félelemtől bolyhos  a honni éjszaka. 

Ó, hogyha hinni tudnám:  nemcsak szivemben hordom 

mindazt, mit érdemes még,  s van visszatérni otthon; 

ha volna még! s mint egykor  a régi hűs verandán 

a béke méhe zöngne,  míg hűl a szilvalekvár, 

s nyárvégi csönd napozna  az álmos kerteken, 

a lomb között gyümölcsök  ringnának meztelen, 

és Fanni várna szőkén  a rőt sövény előtt, 

s árnyékot írna lassan  a lassú délelőtt, - 

de hisz lehet talán még!  a hold ma oly kerek! 

Ne menj tovább, barátom,  kiálts rám! s fölkelek!


Bor, 1944. Szeptember 15.

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