Esta Pequeña Luz nos acompaña
Esta Pequeña Luz nos acompaña
Vásquez, Carlos. Pequeña Luz. Ed. Pre-Textos. Valencia, España. 2014 |
Tal vez pueda decirse esto
también de la amistad: esta Pequeña Luz nos acompaña. Siempre es difícil
intentar tocar —rozar apenas— con palabras la obra de un autor y más aún cuando
la cercanía humana, la amistad, exaltan y regocijan el ánimo. La generosidad y
la complicidad de fraternal de lectores apasionados de poesía me ha permitido
compartir con Carlos Vásquez, autor del poemario Pequeña Luz editado amorosamente
por la Editorial Pre-Textos de Valencia, España en los últimos meses de 2014,
el nacimiento de este libro al que he asistido desde el primer momento con una
mezcla de alegría, asombro y honor.
La escritura de Carlos
Vásquez es intensa, está atenta al signo en una actitud de escucha y
contemplación y cala en cada palabra sus intensidades. Cada poema nace desde el
momento mismo de su gestación: la idea que cada poema encarna es el propio
poema y por eso su lectura resulta fluida y natural incluso en sus líneas más
interiorizadas o paradójicas. Son poemas desnudos, hechos de palabras
despojadas de intenciones y de cualquier señal de discurso. La poesía en
Pequeña Luz desafía, desde su génesis intuitiva e integral, los límites del
lenguaje y del pensamiento, sin forzar ningún cerrojo, sin acorralar ningún
sentido ni rodear de espinas alguno que quiera imponerse sobre los otros.
Tal vez lo luminoso y lo
fugaz sean ya metonimias gastadas de la creación, pero también por esto, la
precisión del adjetivo "pequeña" renueva esa luz que no es otra que
la luz creadora, que esa luz que, al decir de Lezama-Lima es «el primer animal
visible de lo invisible», de la luz que es, a un mismo tiempo, el signo y el
mundo, la materia y la forma, es la muerte y la vida tanto del ser como de la
palabra. Es la pequeña luz la que recupera la asociación de lo luminoso con lo
cóncavo y lo oscuro, con el hueco y el eco, con la noche y lo residual y es
justo en esos espacios ahuecados como las manos que acunan el agua desde donde
surge y germina la creación poética.
Carlos Vásquez me ha
compartido amablemente, esta bella resonancia que su libro a tenido en otro
poeta, Elkin Restrepo, con la que solo puedo estar de acuerdo y que reproduzco
aquí con el permiso de su destinatario:
«Carlos, hola:
Me parece que sobre tu libro se debe
hablar con mucho entusiasmo.
Desde hace años en Colombia no se
publicaba un volumen de poemas
más consistente y hermoso. Ese mundo
íntimo que allí se despliega, poblándose
con tan amplio registro de cadencias y
tonos, esa voz que allí
habla (canta) es tan natural e intensa
que sólo puede ofrecerla la Poesía,
la Gran Poesía. Eres un extraordinario
poeta y Pequeña Luz es la constatación.
Muchas gracias por el libro
al cual le deseo la mayor de las suertes
y que sea leído y disfrutado
por todos los buenos lectores de Poesía.
Un fuerte abrazo.
Elkin»
Lo releo y pienso sí.
Definitivamente es este «un libro del que debe hablarse con mucho entusiasmo» y
que ofrece «un mundo íntimo que se despliega, poblándose con tam amplio
registro de cadencias y tonos» y en el que «la voz que habla (canta) es tan
natural e intensa que sólo puede ofrecerla la Poesía, la Gran Poesía».
Con entusiasmo pues,
comparto esta pequeña muestra de la Pequeña Luz que nos regala Carlos Vásquez a
los lectores de Poesía:
Isla
Arena tan blanca, parece haber rozado
su
agua perpetua, muchas mareas
juntas
y a su lado escuálidas noches
cabecean
sobre breves montañas,
cuentas
con mi aprobación,
mi
lealtad al oleaje de tantas edades,
y no
me hallo lejos, puedo ir y volver,
la
orilla no es luego menos ajena,
basta
que gire y el paisaje se
abre,
están las garzas,
y
los pájaros grandes, los álamos
acaso
no sean tan blancos,
el
sol me hace explayar,
su
cielo sin bordes nunca me deja,
pequeña
isla repleta de años,
la
recorro y vuelo en la media mañana,
me
enternecen sus
vientos,
cómo discurre el río llevando
sus
piedras, isla invisible y profunda,
qué
haces ahí varada en el
agua,
qué destino o cristalina marea,
y
los troncos se apartan
arrastrando
tu casa,
pero
no parece quisieras volver,
tu
pañuelo está quieto y tu mano
no
hace la más mínima seña.
[En: Vásquez, Carlos.
Pequeña Luz. Editorial Pre-Textos. Valencia, España. 2014; p. 75]
P.S. El libro, que sin duda llegará en breve a las librerías colombianas, puede adquirirse ya en diversas librerías en línea, como esta: Casa del Libro
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